Joana Raspall

Estimo les lletres
que formen els mots,
els llavis que els diuen,
i el cor que els entén…
perquè als mots hi ha
l’anima

de tota la gent

Detente un punto, pensamiento inquieto

Detente un punto, pensamiento inquieto;
la victoria te espera,
el amor y la gloria te sonríen
[...]
Rosalía de Castro

lunes, 20 de abril de 2009

El siete y medio de la esmeralda

Llevo días pensando en la esmeralda. La muerte de mi padre me ha devuelto cuatro besos, y me ha recordado que no me olvide de ella. Los cuatro besos, dos de cada uno, los echaba muchísimo de menos. Le faltaban a mi cara y a mi orgullo. Uno que vino a darme los dos, fué de los dos más queridos. Su puñal lo he llevado tres años. Pero no se deja de querer cuando se ha querido. Tus dos besos en el entierro fueron dos manos. Fueron seis rosas. Y sé que hay dos que trajiste a rastras. El Otro que vino a darme los otros dos tiene en la fachada una bandera que escupo. Y sé que no puede quitarla. Nunca preguntes, no vayas a tener que escuchar la respuesta. Me trajo dos besos sentidos, dos rosas, dos claveles con desgana y un beso con dos iris, de pura inocencia, que tiene el pelo igual que el mío. La esmeralda luce mal si pierde la talla. Su talla es la talla en escalera, conocida como talla esmeralda. Lo demás es hacer por hacer. Como pecar tallando un diamante en otra talla que no sea la brillante. Fíjate si es frágil, que muchos dedos no se atreven a engarzarla. Es el ojito derecho de talladores sibaritas. La maldición de ojos izquierdos miopes. Y entre gemólogos que les tiemblan lupa y pinzas al tenerla ante la vista, y no se atreven a mirarla sin rozarla por miedo a que se caiga, se olvidan de impurezas y jardines perdidos en su verde. Y pasan de debates de preciosismos con la esmeralda argentina. pensando sólo en cromo y vanadio. Si su verde más oscuro que recuerda al junco, tiene o no mejor juego de brillos. Se olvidan porque saben, que una esmeralda es siempre una esmeralda. Y tienen todas el mismo número en la escala de dureza. Y en esto no hay más mosh que mosh. Las minas de cleopatra, llenas de esmeraldas. Y cada una es única. Aunque no estoy de acuerdo con el sr. mosh en el siete y medio. Procuraré no olvidar la esmeralda.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonito. Me ha impresionado mucho.Me ha llegado muy hondo
rosete

Anónimo dijo...

sale el comentario mira que lo pones dificil

Anónimo dijo...

Muy bonito, estoy de acuerdo contigo en que , cuando uno a querido no se deja de querer.
Yo añadiría, aunque en estos tiempos sueno a cursi, que el amor verdadero, cuando se ama de verdad dura toda la vida.

Besos.

Anónimo dijo...

bueno tranki, no te enfades, cuando lo tenga pillado te hago un esquema.
ya se que es tu forma de escribir, amena e interesante, y hasta diria que
siguiendo doctrina de algun reputado periodista que estuvo en Kosovo a punto de que le volaran los cojones, me gusta, aunque muy imprecisa, pero claro, es tu forma de escribir.
no te enfades. ¿fale?