"La sustancia interior", no estaba ni de lejos entre mis preferencias. Pero como me suele pasar, soy incapaz de no acabar un libro que me deja alguien, para quien sí está entre sus preferidos. Sin ninguna duda es un buen libro. Sorprendente, entretenido, nada que ver con lo que acostumbra a escribir el autor. Y lo digo desde el convencimiento. Es el tipo de libro, donde quien no está a la altura, puede que sea yo.
De entrada, es a primera vista, el típico que yo dejaría para otro momento. Cualquier otro momento, que seguramente no llegaría nunca. Hasta me avergüenza reconocerlo. Incluso esforzándome por hojearlo y leyendo algunos pasajes lo hubiera dejado. Es más, lo hubiera descartado seguro. Ya digo que no estoy a la altura.
Pasó, que soy de leer hasta la composición de los productos envasados mientras cocino.
Pasó que no pude decir que nó.
Pasó que a mí dejarme un libro sin pedirlo es como hacerme un regalo.
Pasó que tuve que agradecerle su buena voluntad, y buscar alguna excusa para ganar tiempo. Ganar tiempo con un librillo que me lo podría haber leído en cuatro ratos, y que de repente me parecía una enciclopedia.
Pasó, que soy de naturaleza cotilla. "Filomeno a mi pesar", para decirlo claramente. Se me antoja, que saber lo que le gusta leer a alguien, dice más de la persona, que lo pueda decirme en toda una tarde.
La sustancia interior, de Lorenzo Silva. El libro que seguramente nunca habría empezado y el que está ya, por derecho propio, entre los que no presto.
De entrada, es a primera vista, el típico que yo dejaría para otro momento. Cualquier otro momento, que seguramente no llegaría nunca. Hasta me avergüenza reconocerlo. Incluso esforzándome por hojearlo y leyendo algunos pasajes lo hubiera dejado. Es más, lo hubiera descartado seguro. Ya digo que no estoy a la altura.
Pasó, que soy de leer hasta la composición de los productos envasados mientras cocino.
Pasó que no pude decir que nó.
Pasó que a mí dejarme un libro sin pedirlo es como hacerme un regalo.
Pasó que tuve que agradecerle su buena voluntad, y buscar alguna excusa para ganar tiempo. Ganar tiempo con un librillo que me lo podría haber leído en cuatro ratos, y que de repente me parecía una enciclopedia.
Pasó, que soy de naturaleza cotilla. "Filomeno a mi pesar", para decirlo claramente. Se me antoja, que saber lo que le gusta leer a alguien, dice más de la persona, que lo pueda decirme en toda una tarde.
La sustancia interior, de Lorenzo Silva. El libro que seguramente nunca habría empezado y el que está ya, por derecho propio, entre los que no presto.
3 comentarios:
Y haces muy bien,no prestes un libro que estimes porque lo más probable es que no te lo devuelvan y, peor aún, que no lo hayan ni empezado cuando preguntas por él.
Me gusta la reflexión que haces y sigue leyendo que es de lo mejor que hay
Un placer saludarle Sr. Marceliano. Siempre agradezco sus comentarios.
Un saludo,
Le he enviado un mail de respuesta a su agradecimiento y un enlace a mi blog por si lo quiere visitar. Un saludo
marcelsh1.blogspot.com
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